En 1889, William Bateson observó en detalle la forma en que los "cangrejos decoradores" ponen materiales en sus dorsos.Recogen estas piezas y se las enganchan en sus conchas como camuflaje semipermanente, hasta la siguiente muda.Sus conchas están cubiertas de pelos ganchudos en los que pueden colgar estas decoraciones.[1][4][6][7] La autodecoración se da en algunos insectos como en larvas de Ephemeroptera, ninfas del bicho cazador enmascarado y ocasionalmente también en pulpos.[5][9] La estrategia ha sido utilizada por cazadores humanos, por ejemplo los aborígenes australianos se disfrazaban con pieles de emú y adoptaban sus posturas para cazar estas aves.
Frigánea. La
larva
crea un tubo portátil en el que se esconde, decorado con materiales locales, como guijarros pequeños.