«Camisa de mochila» es una denominación despectiva que se aplicó y todavía se aplica al hombre muy pobre que tenía que hacer su ropa de tela de saco.
Hubo inclusive un periódico en 1896 El Camisa de Mochila, que se proclamaba «El órgano del pueblo».
Expresión con la cual se designaba a veces, durante la segunda mitad del siglo XIX y las 2 primeras décadas del XX, «...a los obreros, a los jornaleros, a los peones,[...] hijos del pueblo, de los que usan blusa...», según lo recuerda en sus Memorias Rafael Arévalo González.
Esta última era importada de Estados Unidos y los sacos o mochilas en que venía, de lienzo bastante fino, eran muy apreciados por los sectores populares, que los usaban como camisas o blusas haciéndoles los huecos correspondientes o confeccionándolas con la tela.
El 1 de julio de 1896 empezó a circular en Caracas un periódico, que se vendía al pregón a centavo, cuyo título era precisamente El Camisa de Mochila, y que se proclamaba «órgano del Pueblo».