Deja atrás a sus amigos y una escuela secundaria pública muy progresista por una institución privada de valores tradicionales.
El temperamento feroz pero prematuro de Camila se pone a prueba.
Por ejemplo, Luis Martínez de El Mundo dice: "Un cine elíptico y rocoso que bracea determinado entre climas, sensaciones y estados de ánimo.
(...) funciona con una claridad desusada por cada una de las sombras que anuncia".
[6] Por otro lado, la crítica internacional también la alaba con comentarios como el de Jonathan Romney para Screendaily: "Una película animada y optimista, rodada y montada con energía.