Su rabia es tan fuerte que su corazón no lo resiste y muere en brazos de Camila, llevándose el secreto a la tumba.
Después del sepelio, Camila se va a la capital en busca de su esposo Miguel que, al tenerla nuevamente en sus brazos, siente que es ella a quien realmente el ama y se promete así mismo alejarse de Mónica.
Así sucedido por la oportunidad, Miguel acepta casarse con Mónica pero no encuentra el valor para dejar a Camila y continúa con su doble vida.
En la unidad habitacional donde vive, Camila hace amistad con Doña Chayo, una buena mujer que le toma cariño y la trata como a una hija.
El dolor causado por la traición del hombre a quien ama profundamente, lejos de destruirla, despertara en Camila una voluntad indomable.