Es decir, es la energía necesaria para cambiar la temperatura de una sustancia sin que se produzca una transformación de sólido a líquido o de líquido a gas, o viceversa.
Al calentar un cuerpo, es necesario suministrarle una cantidad específica de calor, es decir, energía térmica.
Esta cantidad de calor suministrada en relación con la diferencia de temperatura obtenida está determinada por la capacidad térmica del cuerpo.
Cada sustancia tiene una capacidad térmica diferente, lo que significa que la cantidad de energía necesaria para elevar su temperatura puede variar.
Por ejemplo, las sustancias con alta capacidad térmica pueden absorber y retener grandes cantidades de calor sin experimentar cambios significativos en su temperatura, mientras que las sustancias con baja capacidad térmica pueden cambiar rápidamente su temperatura con pequeñas cantidades de calor.