A su vez, sostienen la cintura escapular para formar la parte central del esqueleto axial.
Estas costillas son relativamente pequeñas y delicadas, e incluyen una punta cartilaginosa.
La cabeza de la costilla es la parte final más cercana a la vértebra con la que se articula.
Su superficie anterior es plana y lisa, mientras que su posterior está perforada por numerosos forámenes.
Su superficie es rugosa para dar inserción al ligamento del cuello y su borde superior posee una cresta rugosa para la inserción del ligamento costotransverso anterior; por otro lado, su borde inferior es redondeado.
La porción no articular es una elevación rugosa y proporciona inserción al ligamento del tubérculo.
En este punto, la costilla está doblada en dos direcciones y al mismo tiempo torsionada en su eje largo.
La extremidad anterior es más grande y gruesa que la de cualquier otra costilla.
[6][4] La novena costilla tiene una parte frontal al mismo nivel que la primera vértebra lumbar.
Este nivel se denomina plano transpilórico, debido a la presencia del píloro.
La undécima tiene un ligero ángulo y un surco costal poco profundo, mientras que la duodécima no lo tiene.
[8] El esternón es un hueso largo y plano que forma la parte frontal de la caja torácica.
El cartílago costal de la segunda costilla se une con el esternón en un ángulo que facilita encontrar su posición.
La parte superior del manubrio tiene un borde poco profundo en forma de U llamado escotadura yugular (supraesternal).
La escotadura clavicular es la depresión poco profunda ubicada en cada lado en los márgenes superolaterales del manubrio.
[10] El músculo transverso torácico está inervado por uno de los nervios intercostales y se une superiormente en la superficie posterior del esternón inferior.
La expansión de la cavidad torácica se realiza en tres planos: el vertical, el anteroposterior y el transversal.
Se puede lograr una mayor extensión al moverse el diafragma hacia abajo, en lugar de simplemente aplanar los domos.
Este movimiento aumenta el diámetro anteroposterior de la cavidad torácica y, por lo tanto, ayuda aún más a la respiración.
Cuando varias costillas adyacentes sufren dos o más fracturas cada una, esto puede resultar en una afección potencialmente mortal en el un tórax, como lo es el volet costal.
[16] Uno o más cartílagos costales pueden inflamarse, lo cual es una afección conocida como costocondritis; el dolor resultante es similar al de un ataque cardíaco.
A inicios del siglo XX, se ha evaluado la capacidad de las costillas humanas para generarse.
[2][5] Sin embargo, los informes científicos que demuestran su regeneración han sido esporádicos y anecdóticos.
Las costillas, especialmente sus extremos esternales, se utilizan como una forma de estimar la edad en la patología forense debido a su osificación progresiva.
[13] En herpetología, los surcos costales son hendiduras laterales a lo largo del tegumento de las salamandras.