Se pueden encontrar estas estructuras en castros gallegos, astures y celtíberos.
Aunque también se puede constatar su presencia en el fuerte de Dún Aengus, lo que dio pie a pensar en vínculos entre las colinas fortificadas irlandesas () y la cultura castreña del noroeste de la península ibérica.
El nombre en alemán y en varias lenguas escandinavas es, de hecho, «caballeros españoles».
Las variantes modernas en acero u hormigón se han empleado como barrera contra vehículos, particularmente carros blindados.
[3] Durante la Segunda Guerra Mundial, se usaban para bloquear temporalmente los huecos en las alambradas.