Luego, este partido añadió en un comunicado lo siguiente: « No podemos rebajar a la ciudadanía italiana con elementos extranjeros para nuestra cultura, como no podemos obligar a los ciudadanos a aplaudir un modelo de sociedad multirracial como el del suburbio parisino ».
Pese a que, unas horas más tarde, Dolores Valadro se apresuró a pedir disculpas a la ministra ante los micrófonos de una emisora de radio italiana, la polémica era imparable y recorría ya la esfera pública y las redes sociales.
Más tarde, en una entrevista con el diario La Repubblica, aseguró que su comentario no tuvo nada de racista ni ofensivo.
[7] La ministra quiso quitar hierro al asunto y consideró aquello como una ofensa más y dijo estar triste por la mala imagen que da a Italia.
Muchos partidarios de izquierda y centro-izquierda pidieron a Calderoli que dimita y el gobierno reprobó su conducta, incluso el primer ministro Enrico Letta pidió que dimita.
[8] Dos días después Calderoli pidió disculpas y la polémica quedó zanjada.
[10] Kyenge trató de minimizar la situación afirmando sólo que mucha gente se muere de hambre y que no vale desperdiciar la comida.
La ministra minimizó el escándalo añadiendo que «agradece la transparencia y sinceridad» del descortés futbolista.