Cárcel de Coronda

Se encuentra en la ciudad de Coronda, cabecera del Departamento San Jerónimo.[1]​[2]​[3]​[4]​ Durante la última dictadura cívico-militar fue el único penal del país administrado por Gendarmería Nacional.[6]​[7]​ Un proyecto presentado por el diputado Rafael Biancofiore en 1909 señalaba la necesidad de crear una cárcel en un punto equidistante entre Rosario y Santa Fe Ciudad, eligiendo el lugar en Coronda.[9]​ Se la llamaba cárcel modelo por el alojamiento individual, los talleres para distintas actividades laborales, los patios y las salas de esparcimiento, la escuela y la capilla, los cuales no tenían el resto de las prisiones argentinas.En 1939 se instaló en la cárcel la Imprenta de la Provincia que funcionó durante 20 años.Bajo esas condiciones, se les recibía declaración indagatoria, pesando sobre ellos la amenaza constante de ser sacados del penal como Daniel Gorosito, quien luego de ser trasladado a Rosario en 1976, fue torturado y asesinado.8 Pasaron por el penal dirigentes políticos y funcionarios del gobierno constitucional iniciado en 1973, dirigentes sindicales, abogados, sacerdotes,[13]​ militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores, de la Juventud Universitaria Peronista, Juventud Peronista y Juventud Trabajadora Peronista, Montoneros, Juventud Guevarista, Federación Juvenil Comunista, Vanguardia Comunista.Un guardiacárcel recibió herida leves a causa de armas blancas y un presidiario murió, pero por cuestiones ajenas al motín.Así, aproximadamente 40 presos se dirigieron al 11º pabellón, solo de rosarinos.[4]​ Luego de esto, pasaron por el 3º pabellón de santafesinos, donde se le unieron otros presidiarios más, y siguieron hasta el 1º pabellón mixto, donde murieron otros cuatro rosarinos.[29]​ En el primer día del año 2014, seis presos se fugaron de la cárcel.Rojas afirmó que tomó la determinación de evadirse porque no le fue concedido un pedido para ser trasladado a una unidad penitenciaria del sur provincial, dado que su familia vive en la ciudad de Rosario.[32]​ En el 2014, un artículo del semanario Sin Mordaza denunciaba que, dentro de las cárceles, los presos usaban celulares, consumían drogas y tenían diferentes armas tumberas.