Se le atribuyen una serie de veintisiete retratos conocidos como los Niños llorones.
No obstante, han sido obras de mucha difusión, siendo muy solicitadas sus reproducciones en países como España o Inglaterra.
Al parecer, Bruno Amadio fue movilizado como soldado en el Ejército italiano durante la Segunda Guerra Mundial.
Esta angustiosa imagen hendiría la sensibilidad del artista y marcaría posteriormente de forma significativa su obra.
La gran expresividad y el simbolismo que reflejan, emanada de la sensibilidad del autor influida por los acontecimientos sociales del momento, han llevado a la creación de fábulas que nunca han sido corroboradas.