Aunque a menudo se adivinan las raíces jazzisticas en los temas, debido a que se realiza un sutil repaso por la interpretación más tradicional de los mismos, al menos durante breves compases.
El disco se compone de una elaborada mezcla entre el jazz y la música cubana, que más allá de encontrarse definida por los diversos elementos y recursos sonoros utilizados, se permite también el homenaje sentido y específico a varios personajes clave de la música popular.
Ponle la clave nos aproxima desde su introducción al trabajo de Ernesto Lecuona y destaca la labor del percusionista Roberto Vizcaína.
Finalmente "Rhapsody in Blue" supone el último, aunque también doble homenaje de este disco.
En esta original versión es aludido desde luego su autor George Gershwin, pero también Orestes López Macho recibe tributo mediante la inclusión de un fragmento del danzón Centro San Agustín que el compusiera, otorgando una impronta fresca y diferente a la ejecución de este clásico de jazz.