El clima político se deterioró aún más cuando Faulkner, en respuesta a los actos violentos llevados a cabo por los paramilitares, introdujo el encarcelamiento sin juicio previo, que lejos de frenar la escalada de violencia, hizo que la situación empeorase.
En enero de 1972, una manifestación pacífica contra los encarcelamientos en la ciudad de Derry se convirtió en una masacre cuando tropas británicas abrieron fuego contra los manifestantes desarmados, matando a trece civiles.
El evento pasaría a la historia como el Domingo Sangriento y marcó el final del gobierno de Faulkner.
El ejecutivo con el poder compartido entre unionistas y nacionalistas que Faulkner lideró solo duró seis meses.
La huelga general que convocó el Ulster Workers Council Strike (dominado por lealistas, aunque apoyado tácitamente por muchos unionistas) acabó por derrocar el estatus que se explicitó en el Acuerdo de Sunningdale.