Esta atraía polvo y tierra, especialmente en las zonas desérticas donde operó el ejército italiano en la Segunda Guerra Mundial, como las de Libia y el Desierto Occidental Otra desventaja era que el arma se alimentaba mediante peines de 20 cartuchos.
Esto limitaba el fuego continuo, ya que la ametralladora solamente podía disparar con rapidez cuando un segundo miembro del equipo insertaba un peine tras otro.
La ametralladora continuó sirviendo como arma de primera línea con las fuerzas italianas durante la guerra.
Algunos ejemplares capturados fueron empleados en combate por las fuerzas británicas y de la Commomwealth, incluidas unidades del SAS.
La M37 también fue adoptada por las Fuerzas Armadas Portuguesas, que la introdujeron en servicio con la denominación de Metralhadora pesada 7,92 mm m/938 Breda.