Sus ventajas respecto al vidrio son básicamente su menor precio y su gran versatilidad de formas.
Un estudio realizado por la Universidad de Arizona ha observado que el plástico expuesto al calor puede liberar Antimonio, una sustancia potencialmente tóxica en dosis elevadas.
Aunque las cantidades liberadas pueden ser muy pequeñas para causar problemas de salud inmediatos, los científicos están preocupados por los posibles efectos acumulativos a largo plazo.
Se ha demostrado que el calor acelera la liberación de sustancias químicas del plástico a los alimentos y bebidas.
Aunque se han establecido límites de seguridad para estas sustancias, existen preocupaciones sobre la exposición prolongada y los efectos a largo plazo en la salud humana.