Desde mediados del siglo XIX, se complementaron con velas reforzadas en un solo mástil denominadas banderines de Curlandia (en alemán: Kurenwimpel), que servían no solo para determinar la dirección del viento, sino también como marcas de propiedad de la embarcación, que mostraban la historia familiar del propietario, lugar de residencia y riqueza.
A principios del siglo XX, los banderines de Curlandia se habían convertido en un recuerdo turístico.
Los barcos de Curlandia se usaban para pescar arrastrando una red grande (Kurrennetz) en parejas.
A principios del siglo XXI, los museos de Klaipėda (Lituania) y Kaliningrado (Rusia) revivieron estos barcos.
De acuerdo con la tradición, recibió la designación SUD-1 (de Suderspitze, el nombre alemán del pueblo, en el sitio en el que ahora se encuentra el Museo Marítimo).