[1] En dicho dominio oficia de puente entre el núcleo Misiones y el del pedemonte andino.
Estas forestas se encuentran mayormente sobre afloramientos rocosos (un tipo de estos es llamado localmente ‘‘lajas’’),[11] cerros bajos y valles planos del Escudo Chiquitano, el cual representa una continuación hacia el poniente del Escudo Brasileño.
De igual modo, los bosques secos chiquitanos poseen enclaves aislados rodeados por bosques del distrito fitogeográfico chaqueño occidental (de la provincia fitogeográfica chaqueña) en el chaco boliviano y también sobre algunos cerros del extremo norte del chaco paraguayo[1] en el departamento de Alto Paraguay, en donde se hace presente una flora distinta a la chaqueña que los rodea, por ejemplo corresponden a este tipo forestal los bosques estacionales que cubren las laderas de los cerros Cabrera, Chovoreca[15] y León.
[16] Entre las especies endémicas y características de la Chiquitanía se encuentran el morado (Machaerium scleroxylon), Machaerium acutifolium, el momoqui (Caesalpinia pluvinosa = Poincianella pluvinosa), la tarara amarilla (Centrolobium microchaete), el roble sudamericano o palo trébol (Amburana cearensis), el tasaá (Acosmium cardenasii), Casearia gossypiosperma, Neea steinbachii, Anadenanthera colubrina, Piptadenia viridiflora,[17][18][19][20] el palo borracho rosa (Ceiba speciosa), el cebil (Anadenanthera colubrina), el urunday (Myracrodruon urundeuva = Astronium urundeuva), el quebracho brasileño (Schinopsis brasiliensis), el lapacho negro (Handroanthus heptaphyllus),[9] Pseudobombax campestre,[21] En la fitogeografía sudamericana tradicional, este ecosistema ha permanecido oculto bajo la provincia fitogeográfica del cerrado, lo que ha provocado que haya sido particularmente descuidado.
En el Paraguay su presencia ha sido ignorada, tanto en lo que atañe a los investigadores como en las políticas conservacionistas gubernamentales y privadas.