Pasó algún tiempo en Viena, la capital ajedrecística de la época, lo que le permitió conseguir la práctica competitiva necesaria para llevar su juego al nivel siguiente.En 1910 se trasladó a Colonia y desde allí viajó extensivamente, principalmente a las Américas, jugando contra campeones locales y realizando exhibiciones de sus legendarias habilidades como jugador de la variante "a ciegas" en partidas simultáneas: en 1916 en Nueva York llegó a jugar contra veinte rivales, al tiempo que se enfrascaba en amenas conversaciones contra oponentes y espectadores.En La Habana en 1919, sin embargo, esta racha de impresionantes triunfos se terminó con la derrota 5-0 frente a José Raúl Capablanca.Fue un publicista y embajador brillante del juego, aunque esta actividad evitó probablemente que aprovechara al máximo su potencial como jugador.Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo preso en un campo de concentración.