El bordillo, cordón, contén, guarnición o sardinel[1] es el lugar de unión entre la acera transitable por peatones y la calzada transitable por vehículos.
Suele implicar un pequeño escalón de unos cinco o diez centímetros entre ambas superficies.
Esto evita que tanto el agua como los vehículos invadan la acera.
Suele usarse como separador en ciclovías para protegerlas del tránsito vehicular.
A veces, los bordillos son pintados para indicar la prohibición de estacionarse sobre esa acera.