El posicionamiento antiparlamentario de Bordiga fue criticado por Vladimir Lenin en La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo.
La corriente bordiguista, en su sentido más estricto (la que prosiguió Bordiga desde 1952), se agrupó con el Partido Comunista Internacional, actualmente dividido en dos organizaciones rivales.
[1] Bordiga defendía la idea de que un partido se organizara por los principios del "centralismo orgánico".
De este modo el partido no llevaría a votación sus principios, y preservaría siempre los que consideraban correctos, aceptando los militantes esta predisposición.
[3] El partido debería liderar a la clase obrera en vez de participar en la política parlamentaria.