La política matrimonial emprendida por su padre obligó a Bona a ser esposa de un hombre muy anciano; de hecho, fue casada con Ludovico de Saboya-Acaya, perteneciente a otra rama de la dinastía saboyana y que le sacaba más de veinte años.
El matrimonio se celebró el 24 de julio de 1403[1] y sancionó la alianza entre las dos ramas de la familia empeñada en enfrentarse a los marqueses de Monferrato que amenazaban el Piamonte.
Con el matrimonio, Bona se convirtió en princesa consorte de Piemonte, título que mantuvo hasta la muerte de su marido.
A causa de la esterilidad de Bona, no nacieron hijos y la rama de Saboya-Acaya se extinguió a la muerte de Ludovico en el año 1418.
[2] El título pasó a un hijo ilegítimo de Ludovico, Ludovico de Saboya-Racconigi, que dio vida a una nueva rama de la familia, los Saboya-Racconigi.