La bomba de humo fue creada por primera vez en 1848, por el inventor británico Robert Yale.
Desarrolló fuegos artificiales de estilo chino del siglo XVII y luego modificó la fórmula, para producir más humo durante un período de tiempo más largo.
Los explosivos eran comunes en Japón durante las invasiones mongolas del siglo XIII.
La combustión de esta mezcla evapora el tinte y lo obliga a salir del dispositivo, donde se condensa en la atmósfera para formar un "humo" de partículas finamente dispersas.
Por lo general, están hechos de materiales que se queman mal y están contenidos en recipientes con entrada de aire limitada que impiden la combustión.