Como indica su nombre, la bola de cañón es esférica y su diámetro debe ser ligeramente inferior que el ánima del arma que lo dispara.
Esto provoca que al disparar, la bola "traquetee" ligeramente en su interior y salga del cañón en un ángulo poco suave a no ser que se utilizara con un sabot.
[1] Las bolas de cañón fueron ampliamente utilizadas por la artillería naval durante el periodo conocido como la Era de la navegación a vela.
En las batallas terrestres, las bolas de cañón eran a menudo disparadas a través de tropas en formación provocando numerosas bajas.
En contra de lo que suele aparecer en las películas donde las bolas de cañón explotan contra el suelo, en realidad eran más como una bola de bolos saltarina, la cual, después del primer impacto, continuaba su camino rebotando y destrozando todo lo que encontraba a su paso.