Cultivó también la pintura de retrato y el paisaje, pero la mayor parte de su reputación se debe a sus siete bodegones conocidos.
El pintor resalta la humildad y el aire ascético de los objetos, que están dispuestos en un solo plano y representados desde un punto de vista ligeramente elevado.
[6] En la parte derecha de la ventana —apoyado en la jamba— hay un gran cardo, representado con una pincelada fina y alargada, y con un cierto grosor de color, que remarca su duro relieve.
En la parte central-izquierda se representan cuatro zanahorias cruzadas —dos hacia delante y dos atrás— completando la diagonal que forma el cardo.
Están pintadas subrayando sus distintas calidades, con pinceladas finas en forma anillada, dejando una ligeras rebabas que ofrecen una sensación táctil.