Es venerada como beata en la Iglesia católica, cuya memoria recuerda el 18 de mayo.
A los veinticinco años ingresó en el monasterio del Monte Calvario de las ursulinas de Calvarienberg, en Bad Neuenahr-Ahrweiler.
Allí, en 1913, profesó sus votos religiosos de castidad, pobreza y obediencia y cambió su nombre por el de Blandina del Sagrado Corazón.
Durante toda su vida como religiosa se dedicó a la educación de las niñas y adolescentes en los colegios de la congregación en Saarbrücken y Tréveris.
[3] El Martirologio romano hace su elogio el 18 de mayo, día en el que la Iglesia católica celebra su memoria.