Bill McLaren

Empezó a jugar rugby de niño en el Hawick RFC y en su adolescencia destacó como un ala útil.

Sirvió en Italia durante la Segunda Guerra Mundial y luchó en la Batalla de Montecassino, como observador avanzado y en una ocasión se arrastró entre un montón de cadáveres; una experiencia desagradable que nunca lo abandonó.

[5]​ Estuvo casado con Bette Hill toda la vida, tuvieron dos hijas: Linda (1952) y Janie (1954–2000).

En su vejez desarrolló la enfermedad de Alzheimer; había sido famoso por su excelente memoria; y luego murió a los 86 años, en su ciudad natal.

Relató su último partido durante el Torneo de las Seis Naciones 2002, nuevamente Gales contra Escocia y la multitud cantó «Es un muchacho excelente» en su honor.

El mismo año fue ingresado al recién creado Salón de la Fama del Rugby Escocés.