Los territorios de Beychac y Caillau han estado habitados desde tiempos inmemoriales.
Se han encontrado antiguas ruinas galorromanas.
Después de este episodio, el personal político se estabilizó permitiéndoles a las poblaciones desarrollarse, cultivar tierras y obtener nuevas riquezas.
La comuna está establecida sobre un suelo de propiedades variadas, generalmente fértil.
Durante mucho tiempo el municipio vivió de su propia producción.