Betye Saar

Sus padres, Jefferson Maze Brown y Beatrice Lillian Parson, asistieron a la Universidad de California en Los Ángeles en donde se conocieron.

Posteriormente, la familia se trasladó a Pasadena, California, para vivir con la tía abuela materna de Saar, Hatte Parson Keys, y su esposo Robert E.

[5]​ Durante su infancia, Saar empezó a crear, reparar y coleccionar diversos objetos efímeros.

Este premio fue otorgado por una organización que recaudaba fondos para enviar estudiantes de las minorías a las universidades.

[9]​ Saar empezó su vida adulta como trabajadora social, posteriormente siguió su pasión por el arte.

[11]​ Desde sus primeros trabajos, Saar recolectó imágenes con temática racista, tópico que continuó a lo largo de su carrera.

[14]​ Más adelante, empezó a crear obras que consistían en objetos encontrados dispuestos dentro de cajas o ventanas, junto a elementos provenientes de diversas culturas para así poder reflejar su propia ascendencia mixta: afroamericana, irlandesa y nativo americana.

Saar describió a su tía como una mujer con dignidad y aplomo, hecho que marcó su representación del cuerpo femenino negro.

El espejo esta rodeado por diversos materiales textiles de color rosa, cosidos junto a un colgante que tiene una luna creciente y una estrella roja sobre un fondo blanco.

Se inspiró y luce como un objeto artesanal tradicional utilizado en rituales, pero inventado por ella.

Por esa época su propio trabajo alcanzó escalas más grandes —del tamaño de habitaciones— y creó instalaciones site-specific.

[25]​ La revista Blacks in Higher Education afirma que "su pintura ofrecía una detallada historia de la experiencia negra en América".

[26]​ Saar muestra a la Tía Jemima exagerada en todos los sentidos por medio de los estereotipos.

Esta lleva un gran vestido, de color exagerado, junto con un brillante tocado a cuadros.

El color de su piel es literalmente negra, sus ojos son grandes, saltones y sobresalen del rostro.

Acerca de esta obra, The Woman's Art Journal dijo: "Artistas afroamericanos tan diversos como Betye Saar, reclaman y exploran su identidad.

Utilicé esta imagen despectiva para empoderar a la mujer negra haciéndola revolucionaria, como si se estuviera rebelando contra su pasada esclavitud".

Originalmente, la obra de arte se inspiró en el asesinato del Dr. Martin Luther King Jr.

[12]​ En "The Women's Art Journal Betye Saar: Extending the Frozen Monument", James Cristen Steward afirma: "Contra el fondo del envase de panqueques hay un sonriente 'Mammy' de ojos saltones, con una escoba en una mano y un rifle en la otra.

[27]​ La escoba simboliza la domesticidad a la que las mujeres negras fueron forzadas al ocupar trabajos de servicio, confinándolas en lugares específicos.

[24]​   Saar ha declarado que "el razonamiento detrás de esta decisión fue empoderar a las mujeres negras y no permitir que la narrativa de una persona blanca determine cómo una mujer negra debe verse a si misma".

Artistas negras como Faith Ringgold, Betye Saar, Adrian Piper, Howardena Pindell y Barbara Chase-Riboud exploraron las identidades afroamericanas y rechazaron activamente el racismo en el mundo del arte, al tiempo que se sentían atraídas por la causa de la liberación de la mujer.

En su recorrido artístico a través de diversas comunidades artísticas y activistas —desde el nacionalismo negro, hasta el feminismo negro y el mujerismo—, Saar mantuvo un "móvil de identidad" que le permitió interactuar libremente con cada grupo.

Incluyó a la acuarelista Sue Irons, la grabadora Yvonne Cole Meo, la pintora Suzanne Jackson, la artista pop Eileen Abdulrashid, Gloria Bohanon y Saar.

Ella produjo obras que, según algunos académicos, exhibían "la dimensión psicológica de los estereotipos y la obscenidad del inconsciente racial americano".

Bettye Saar y Kareem Abdul-Jabbar reciben la medalla W.E.B. Du Bois de manos de Henry Louis Gates en Harvard