Hijo de un funcionario del ferrocarril, terminó sus estudios escolares en Dahomey, en la que hoy es conocida como la República Popular de Benín, y a donde en 1861 llegaron los primeros misioneros cristianos.
El principal centro cristiano fue en la ciudad de Ouidah, y desde allí se extendió por todo el territorio.
Un fuerte impulso hacia el cristianismo llegó con la experiencia de muchos esclavos deportados del campo a las plantaciones de América Latina, la mayoría de los cuales, a su regreso a África, fueron testigos de la fuerza y la esperanza que habían recibido del Evangelio.
Al mismo tiempo se dedicó intensamente a la labor pastoral en un grupo de aldeas y de esta experiencia adquirió un gran amor por el apostolado pastoral.
En 1953, dejando su corazón en África, fue enviado a Roma para estudiar en la Universidad Pontificia Urbaniana y luego en la de Letrán.