Sus obras, tanto académicas como de ficción, han sido traducidas a varios idiomas.
Según relata en su autobiografía, los profesores estaban «llenos de un racismo descarado y una mentalidad colonial».
No solo planteó una reforma cultural a nivel regional, sino que también pretendía hacer un diagnóstico de las infraestructuras y los medios que sostenían los medios culturales para modernizar Marruecos de cara a la visión internacional del país.
[14] Esa internalización cultural comenzó en 2009 con una reunión con Eneko Landarburu, el embajador de la Unión Europea en Rabat.
En esta organización sin ánimo de lucro se propone una asociación más firme que asegure la protección de los derechos humanos en los países miembros y en ella, Himmich no solo participó y sino que también proporcionó asesoramiento.
[19] Favorable a la idea de una cooperación más estable entre los países árabes, participó en la semana cultural de Egipto en 2010,[20] al igual que en la Semana Cultural de Marruecos celebrada en Doha —en la que promovía la asociación entre Catar y Marruecos en el plano cultural e intelectual[21]— y en colaboración con la Fundación Italiana Ducci, fundó el proyecto «Kassr Annoujoum».
Aparte de la clara intención de reforma cultural, Himmich y otros ministros y delegados marroquíes del momento plantearon, también en Doha, un «Plan mundial para una cultura árabe renovada» en la que, entre otras cuestiones, se pretendía adoptar una posición firme frente a los ataques israelíes que se estaban dando contra la herencia árabe y musulmana.
La novela Ma tortionnaire fue valorada y llegó a ser preseleccionada para el Premio Internacional de Ficción Árabe.
La UNESCO le galardonó con el premio Sharjah para la Cultura Árabe en 2003 celebrado en Emiratos Árabes Unido, y en 2011 le dan el premio de l’Académie des jeux floraux, que recoge personalmente en Francia.