En vez de utilizar ejércitos completos ambas partes acordaron enfrentar 300 de sus mejores hombres unos contra otros.
Después de una sangrienta batalla sólo tres hombres quedaron, dos argivos y un espartano.
Los argivos alegaron que debido a la superioridad numérica habían ganado la batalla y volvieron a casa.
Argos no tomó este gesto amablemente y envió a todo su ejército de hoplitas, que se encontró con una fuerza espartana de igual magnitud.
Los espartanos obtuvieron una victoria decisiva, y como resultado también tuvieron el control de Tirea, una ciudad fronteriza entre Esparta y Argos.