Batalla de Beiping-Tianjin

Las tropas japonesas salieron victoriosas, asentando la futura conquista del norte de China.

Sin embargo, desde la medianoche del 9 de julio, elementos aislados del Ejército Imperial Japonés comenzaron a romper el alto el fuego, y los refuerzos continuaron llegando de manera gradual.

[1]​ Mientras tanto, el gobierno civil japonés del Primer Ministro Fumimaro Konoe organizó un pleno extraordinario el 8 de julio, en el que se aprobó un intento de concluir las hostilidades y resolver el asunto por la vía diplomática.

El General Kanji Ishihara se opuso firmemente a esta movilización a gran escala, argumentando que un aumento innecesario de las hostilidades con China ponía en peligro los intereses japoneses en Manchukuo ante una posible intervención soviética.

Song se negó, movilizando a todas sus unidades y solicitando refuerzos al gobierno central, sin éxito.

El 28 de julio, la 20.ª División y tres brigadas combinadas independientes lanzaron una ofensiva sobre Beiping, respaldados por apoyo aéreo cercano.

Además, el General Liu Ruzhen y su 29.ª Nueva Brigada Separada permaneció en Beiping para mantener el orden público.

Sin embargo, las fuerzas japonesas en la zona continuaron aumentando, y su situación se tornó insostenible.

Durante los dos días siguientes, tuvieron lugar intensos combates en Tianjin, donde las fuerzas chinas resistían a los japonesas, hasta que se retiraron hacia el sur siguiendo la vía ferroviaria de Tientsin-Pukow y Peiping-Hankow.

Pekín quedó aislada, y el 8 de agosto cayó bajo ocupación japonesa sin oposición.

El Ejército Nacional Revolucionario continuó en constante retirada hasta la batalla de Tai'erzhuang.