Sturla Sighvatsson y Þorleifur Þórðarson habían reunido 400 hombres en la primavera de 1237.
Ambos tenían la intención de expansionarse hacia el oeste; para algunos miembros de sus familias se habían convertido en demasiado codiciosos.
Þorleifur Þórðarson dominaba el asentamiento de Borgarfjörður, algo que no interesaba y tampoco beneficiaba los planes de Sturla.
La batalla fue una de las más feroces y destructivas del periodo Sturlungaöld.
Junto a Flóabardagi fue uno de los conflictos más salvajes donde se usaron rocas de forma mortífera.