Autor de numerosas obras (impresas y manuscritas), fue talento especulativo, que cultivó con gusto la investigación histórica.
Escribió su tesis doctoral Clavis Ecclesiae, un estudio por el que ha sido bien reconocido como un renovador del sacramento de la penitencia, afirmando que en la Iglesia primitiva la penitencia tenía un carácter social y comunitario y orientada hacia la reconciliación del individuo con la Iglesia y con Dios.
Como teólogo especulativo, destacan sus estudios sobre el sacramento de la Penitencia, al que dedica la obra Clavis Ecclesiae, Roma 1922; y sobre las doctrinas cristológicas, de las que se ocupa en las obras: Tractatus del Verbo Incarnato, 2 vol., Madrid 1954, El yo de Cristo.
Su concepción general de la Teología la dejó expuesta en su obra Introductio in Sacram theologiam (Madrid 1949).
Su última obra estuvo dedicada a la divina Revelación: La tradición y su problemática actual (Barcelona 1964).