Su patrimonio provenía del corretaje de algodones y de la especulación financiera en bolsa.
Estaba especializado en la colocación de valores mobiliarios.
El 1910 sufrió una escisión, convirtiéndose parcialmente en Sociedad Anónima Arnús-Garí y en una nueva Banca Arnús.
Una fue gestionada por Manuel Arnús y Josep Garí y la otra por Gonçal Arnús.
Las dos fueron adquiridas en 1942, una por Banesto y la otra por el Banco Central Hispanoamericano.