Micer Baltasar Amador, nacido en Fraga, fue un jurista y funcionario español.
Por servicios prestados, dos hijos suyos consiguieron una pensión real de 300 ducados en 1926.
Tras la muerte del jurista, el rey concedió una pensión vitalicia a la viuda y al hijo mayor, también llamado Baltasar Amador, en concepto de canongía en Zaragoza.
Ocupando una vacante que se había producido en ese mismo año, comenzó a ejercer en su pueblo natal, defendiendo durante dos años numerosos casos ante el juez y justicia de Fraga.
Sólo permaneció un año y en noviembre de 1598 volvió a Fraga para continuar con la abogacía.