Casada con, el también maestro, Ceferino Farfante Rodríguez, ambos participaron del esfuerzo dedicado a la educación durante el periodo de la II República, trabajando, apoyándose y compartiendo ideario educativo.
En un tiempo en que las mujeres tenían el campo de acción muy limitado, Balbina consiguió ser independiente, estudiar una carrera, casarse con quién quiso, trabajar y llegar a ser directora de colegio.
Su marido y maestro en el mismo pueblo, Ceferino Farfante Rodríguez fue detenido al día siguiente cuando fue a interesarse por Balbina.
Su hija Hilda Farfante Gayo fue la encargada de descubrir el monolito erigido en su recuerdo.
El alcalde de Besullo destacó el trabajo de estos maestros por su empeño en llevar valores tan importantes como la cultura, el progreso y la libertad hasta los lugares más recónditos, «incluso pagando por ello con su vida».