Bañista con cabello largo

Dentro de una luz difusa, el cuerpo de la bañista y el paisaje sumariamente sugerido son recorridos por iridiscencias que difuminan las formas.[1]​ La muchacha, con las piernas sumergidas hasta medio muslo, parece ignorar al espectador.Mientras su atención se dirige hacia algo situado a la derecha, en el exterior del cuadro, sostiene un drapeado que repliega sobre el pecho.[1]​ La suave redondez de su cara parece armonizar perfectamente con la carne y las curvas de su cuerpo, mientras que sus cabellos dorados se hacen eco del movimiento imperceptible de la vegetación del fondo.[3]​ De este cuadro hay otra versión, casi idéntica, fechada en 1895, que pertenece a la fundación Barnes (Merion, Pensilvania), pero aquí la disolución del paisaje es más notable.