En la Edad del Hierro la zona había sido conquistada por los escitas, por los celtas y por los hunos.
Cuando los turcos conquistaron Hungría después de la batalla de Mohács, y el país pasó a formar parte del Imperio otomano, la ciudad sobrevivió, pero se fue extinguiendo durante la lucha contra los turcos en el siglo XVII.
Esto desarrolló la construcción urbana y varias fábricas se instalaron en la ciudad, trayendo prosperidad.
Después del Tratado de Trianon, Hungría perdió sus ciudades más importantes en el sudeste del país, Arad y Nagyvárad (actual Oradea) y Temesvár (Timişoara), convirtiéndose la ciudad en la más importante de la región.
En el período entre guerras hubo mucho desempleo y pobreza causadas por la recesión económica, a las que se sumó una inundación en 1925.