Este cuadro le dio buena reputación y es importante no sólo en tanto que retrato femenino moderno de época temprana sino también por representar a una artista en el acto de pintar.
Aunque los autorretratos eran comunes, sólo unos pocos, como los de Alberto Durero (1471-1528), mostraban la vida habitual del artista.
[1] Los artistas de la época rara vez se referían y mucho menos mostraban las herramientas relativas a su profesión.
Hemessen sostiene el pincel con la mano derecha; lo lógico habría sido corregir la inversión en la imagen reflejada.
[6] Un retrato de c 1548 realizado por Caterina en Colonia que muestra a una mujer de unos 22 años, sentada frente a un virginal, tiene las mismas dimensiones que esta obra y contiene un rostro casi idéntico.
[7] Además del que se encuentra en el Kunstmuseum,[8] existen dos copias casi idénticas, ambas atribuidas a la propia Catharina.