De sus experimentos con animales realizó diversos descubrimientos sobre los reflejos, los estímulos físicos y su influencia en la respiración.
Estando en Venezuela llega a escribir una decena de libros y dos novelas, aparte de los ensayos y monografías recogidas en revistas científicas y en publicaciones culturales, lo cual resulta un inventario de gran valor que le hizo merecer el Premio Kalinga, otorgado por la UNESCO en 1955.
Durante la Segunda República Española ocupó diversos cargos.
También fue fundador y el primer presidente del Centro Catalán de Caracas en 1945.
Presidió los Juegos Florales de la Lengua Catalana de 1953 y colaboró en las revistas catalanas del exilio Cuadernos del Exilio (1943-1947), publicada por la Comunidad Catalana de México, y a La Nova Revista (1955-1958).