Atrincheramiento

Examinar igualmente la fuerza de todos los puntos, fortificar los que naturalmente son más débiles, ocupar aquellos que la naturaleza hizo más ventajosos; tomar en cuanto sea posible una línea recta, cortada por grandes y frecuentes puntos salientes, que desde ellos se crucen los ruegos por una extensión considerable.

El de la defensa consiste en hacer igualmente fuertes todas las partes o puntos en cuanto se pueda; reforzar los más débiles con las mejores tropas o con mayor número, con reservas, con mucha artillería y sobre todo con los más hábiles y bravos generales.

En este caso, no está sin ejemplo el que se construyesen baterías, se abriese la trinchera, se ganase algún terreno muy vecino del campo enemigo para colocar en artillería y en fin, que después de haber arruinado y abierto una parte de los atrincheramientos, se les atacase a viva fuerza: pero es necesario advertir que los ataques de esta especie solo se deben hacer en cuanto haya lugar contra los flancos del campo y cuando puede atacarse con un frente mayor que el del enemigo.

Se ha de advertir también que es bueno fatigarle algunos días antes del ataque y hacerle padecer algunas necesidades esenciales.

En general, el ataque de un ejército atrincherado supone una gran superioridad en el atacante y también necesidad de empeñar la acción pues en ella se perderá siempre mucha gente; bien que podrá producir la ruina entera del exército enemigo, forzado así en su propio campo.