Atrición

La opinión más generalmente recibida sobre la atrición, el que el sacramento de la Penitencia no basta para justificar al pecador a menos que encierre amor inicial de Dios, por el cual el pecador le ame como origen de toda justicia.

Los teólogos disputan entre sí acerca de la naturaleza de este amor; unos quieren que sea un amor de caridad, propiamente dicha; otros sostienen que basta tener un amor de esperanza y que es imposible esperar de Dios gracia y misericordia sin experimentar un movimiento de amor.

Y en efecto, parece imposible esperar sinceramente el perdón de nuestros crímenes sin empezar a amar a Dios como origen de toda justicia a menos que no se sostenga que es posible desear y esperar un beneficio sin pensar directa ni indirectamente en el bienhechor y sin experimentar movimiento alguno de reconocimiento.

Conviene observar que el nombre de atrición no se halla ni en la Escritura ni en los Padres; que debe su origen a los teólogos escolásticos y lo introdujeron sino hacia el año 1220.

En odontología se dice del desgaste por frotamiento de los dientes.