Los asteroides troyanos son asteroides que comparten órbita con un planeta en torno a los puntos de Lagrange estables L4 y L5, los cuales están situados 60° delante y 60° detrás del planeta en su órbita.
Tradicionalmente el término se ha referido a los asteroides troyanos de Júpiter, los primeros en ser descubiertos y los más numerosos hasta la fecha con diferencia.
Solo Saturno y los planetas interiores a la Tierra no tienen asteroides troyanos confirmados.
Más tarde se descubrieron sendos troyanos en las órbitas de la Tierra y Urano.
E. Barnard realizó la primera observación registrada de un asteroide troyano, (12126) 1999 RM11, en 1904, pero no lo identificó como tal ni le dio especial importancia.
[6] Sin embargo, fue en febrero de 1906 cuando Max Wolf descubrió el primer asteroide troyano que se clasificó como tal.
[3] En los años 1906-1907 el alemán August Kopff descubrió otros dos troyanos de Júpiter: Patroclo y Héctor.
Los planetesimales que tenían órbitas cercanas a las de Júpiter fueron capturados por el campo gravitatorio cada vez más intenso del planeta gigante.
La migración fue provocada por el paso de Júpiter y Saturno a la resonancia orbital 1:2.
[16][17] El futuro a largo plazo de los troyanos está todavía abierto, ya que multitud de resonancias débiles con Júpiter y Saturno podrían provocar un comportamiento caótico con el tiempo.
[18] Además, los fragmentos eyectados de las colisiones entre troyanos reducen lentamente su población.
Estos números son comparables a los del cinturón de asteroides.
[5] Probablemente se conocen todos los troyanos con magnitudes absolutas de hasta 9.
[22] El número de troyanos observados alrededor del punto L4 es ligeramente superior al del punto L5; sin embargo, debido a que la variación en el número de los troyanos más brillantes es escasa, esta disparidad probablemente se debe a la existencia de sesgos en la observación.
[10] Existen pocos troyanos cuyo tamaño sea mucho mayor que el promedio de la población.
[4] Los troyanos siguen generalmente unas órbitas alrededor de los puntos lagrangianos denominadas trayectorias renacuajo.
[5] Las simulaciones muestran que los troyanos podrían seguir trayectorias incluso más complicadas si se movieran desde un punto lagrangiano a otro; estas órbitas reciben el nombre de trayectorias de herradura, aunque hasta ahora no se conoce ninguno que posea órbitas de este tipo.
Esto significa que los cúmulos dinámicos tienden a superponerse con el grueso del grupo y se les pierde fácilmente la pista.
[25][26][22] Los asteroides troyanos de Júpiter son objetos oscuros con forma irregular.
La presencia de materia orgánica sólo se ha evidenciado en los troyanos Agamenón y Patroclo.
[27] La composición de los troyanos es uniforme, con poca o nula diferenciación entre los dos grupos.
[32] Se han descubierto otros asteroides orbitando alrededor de los puntos lagrangianos, pero no se han clasificado como troyanos debido a su gran inestabilidad, que provocará que sean expulsados en un plazo máximo de 500 000 años.
[12] Desde entonces y hasta el 2010 se han descubierto otros cinco troyanos de Neptuno: (385571) Otrera, 2005 TN53, (385695) 2005 TO74, 2006 RJ103 y 2007 VL305, por orden de descubrimiento, todos ellos pertenecientes al punto lagrangiano L4.