Astérix y los normandos

Como de costumbre, es un día apacible cuando llega a la aldea gala Filatelix, el cartero.

El «colérico» muchacho llega a la aldea conduciendo un carro tirado por cuatro caballos, y al tío lo trata de «viejo».

Astérix alaba el carro del mozo, y éste le contesta que es un sport fabricado en Mediolanum.

El jefe pide que le traigan unos calvados, su bebida nacional, en unos cráneos de vencidos, pero bien llenos.

Tres semanas después, se embarcan en un drakkar y emprenden así su viaje de estudios.

Justo cuando lo van tirar al vacío, interviene Astérix y se arma la gran pelea; el joven, al ver la soledad de Astérix contra tantos normandos, pierde todo su temor y con gran coraje pelea junto a él.

Astérix pide detener el combate para enseñarles lo que es tener miedo, y hace cantar al bardo delante de los normandos.

Éstos, al oírlo, se enteran de lo que es tener miedo, aunque todavía no les aparecen alas.

Terminan las vacaciones del joven, y Abraracúrcix organiza un gran banquete de despedida, pero también es en homenaje al bardo, que fue el héroe de la jornada: esta vez, en el banquete, se le permite cantar todo lo que se le ocurra.