César Alva Mendoza, que figuraba con dos antecedentes de violación y agresión, estaba paseando por el lugar en bicicleta, hasta que la encuentra y decide planear algo para poder cumplir su objetivo.
[2] Pasado unos minutos, la llevó a un descampado conocido como "La Huayrona" donde la violó y la estranguló, provocando su muerte.
Horas más tarde, se la lleva hasta su domicilio y la esconde hasta la madrugada del día siguiente,[3] para entonces, sus familiares estaban desesperados tratando de hallarla viva.
Después de ser hallada la niña, parcialmente calcinada, por un conductor de motocicleta, pensando que era un maniquí y hallar tal macabra escena, nunca se llegaron a imaginar que a tan solo 5 metros donde la ubicaron, vivía el asesino, que previamente había fugado hasta Ica para no ser hallado, pero terminó siendo ubicado por una pobladora mientras comía en un restaurante.
La prensa fue el responsable de dar los datos del presunto asesino hasta ese entonces, ya que cuando fue capturado, terminó confesando el crimen.