María Josefa Pimentel, la duquesa, era una mujer culta y activa en los círculos ilustrados madrileños.
La proporción de las figuras es más reducida, con lo que se destaca el carácter teatral y rococó del paisaje.
Pero la disposición de las figuras, la composición y el cromatismo, mitigan la violencia del asunto.
Dominan los tonos pasteles, azules y verdosos del paisaje rococó, lo que contrasta paradójicamente con la gravedad del suceso cruento, que de todos modos queda marginado al quedar el cadáver en el ángulo inferior izquierdo, mientras la escena principal se dedica a mostrar al grupo de ladrones inspeccionando el botín.
Además, las figuras ocupan solo el tercio inferior del cuadro, dedicándose los dos tercios restantes al mencionado paisaje de límpido celaje y frondosa vegetación, casi de locus amoenus.