La artillería antiaérea fue en un principio el único medio para afrontar esta nueva amenaza militar.
Entre los cañones convencionales se encontraban modelos de calibre 40 mm que disparaban proyectiles explosivos ajustados para estallar a una altura determinada.
También se incorporaron medios avanzados de detección y control que permitían dirigir el fuego por radar o dispositivos optoelectrónicos.
Entre estos cañones automáticos se encuentran el Oerlikon GDF y los ZSU Shilka soviéticos.
Hay varios tipos de cañones antiaéreos, entre los cuales destacan los siguientes: