Este nuevo movimiento estaba formado por jóvenes estudiantes universitarios y graduados que desafiaron la corriente oficial del arte.
Estos trabajos se enfocaron en la moral, las cuestiones religiosas, la pobreza, la injusticia social, los lemas de la revolución y la lucha contra el imperialismo.
Esta exposición tuvo una gran acogida y el público hacía largas colas para visitarlas.
Por ejemplo, se puede referencia al cine de Irán y a sus sorprendentes cambios, que lo han hecho radicalmente diferente al que había antes de la revolución.
El arte del cine que, según los expertos estaba "muerto" a finales del régimen de los Pahlavi, se ha desarrollado significativamente en los 40 años transcurridos desde la revolución y no sólo en el ámbito interior nacional sino también en el exterior, llegando a erigirse como paradigma de cine revolucionario y comprometido con la moral y la Humanidad.
En estas obras no hay una fascinación abrumadora por el patrimonio del pasado ni brotes fanáticos por el arte moderno.