Ganaron los catalanes, pero el joven delantero gallego le marcó un gol a Antoni Ramallets.
La leyenda cuenta que Arsenio cogió el balón en las manos y le dijo al célebre portero: «perdón, señor».
Su carrera como entrenador comenzó cinco años más tarde, en el Deportivo de La Coruña, al que inmediatamente asciende a la Primera División en la temporada del año 1970.
Como dato curioso, en los partidos del equipo herculano portaba siempre calcetines rojos como amuleto de la suerte.
En la temporada 77/78 consiguió devolver al Real Zaragoza a la Primera División, categoría que había perdido el club maño el año anterior.