Tradicionalmente, las arras matrimoniales son un conjunto de 13 monedas que los novios intercambian en la ceremonia nupcial.
Las arras solían tener un límite, entre un 10% y un 50% de la propiedad o herencia del novio según época y lugar, aunque podían añadirse regalos hasta cierto valor, que aumentaba si ella también le hacía regalos.
Las cartas conservadas pertenecían a gente acomodada e incluyen como arras tierras, casas, ganado, esclavos o ropa.
Para la gente de las ciudades fronterizas las arras debían ser más modestas y regularizarse para facilitar los matrimonios.
Destaca la Carta de arras que otorga Rodrigo Díaz el Campeador a Jimena datada en 1079.